Antes de
sospechar que el “animal print” lo estaba petando esta temporada (empecé a
olerme la tostada cuando vi leopardo hasta en trapos para la cocina) fue cuando
me enamoré de mis primeras Converse.
En octubre yo aún
no tenía idea de las tendencias de temporada, modas, fads o como se las quiera
llamar, no tenía ni idea de que el animal print iba a ser prácticamente un
básico, en serio que no. Fue antes de todo esto cuando yo, una tarde, me puse
manos a la obra en busca de las Converse que aunaran más “Bes” (Buenas, bonitas
y baratas) de todo el ciberespacio (¿Por qué unas Converse? Para saber más pásate por aquí), aunque empecé y acabé en eBay, porque me daba un poco de
pereza ponerme a investigar en el ciberespacio entero, la verdad. Y así, buscando
buscando, guardando en seguimientos, comparando precios gastos de envío
incluidos y descartando las que valían un huevo de pato acabé teniendo sólo dos
pares en la lista. Casualmente dos con animal print, unas de leopardo color
leopardo justamente , y otras de leopardo en rosa pastel y gris.
Leopardo… el
leopardo me gusta en su justa medida y porque me parece muy rockero ochentero,
pero se me olvida que en las manos equivocadas (las más) puede transformarse en
el colmo del chonismo (o chonerío). Después de devanarme los sesos tomé la
decisión de comprar las de leopardo color leopardo, valga la redundancia, por
eso de que los tonos marrones son más combinables y tal, pero sin olvidarnos de
que no dejan de ser unas Converse de leopardo. ¿He mencionado antes que eran de
leopardo? Por si no lo he hecho lo digo ahora, eran de leopardo. Jajaja.
Y en un último arrebato las compré, porque era el último par y algo me decía que si las dejaba escapar iba a tener pesadillas en las que vendrían a por mí para llevarme con ellas al infierno.
(Mis queridas Converse)
Por aquel
entonces yo sólo tenía en mente lo rockeras que eran, entre el look punk y el
glam, eran lo más, no podía dejar de mirarme los pies, era casi enfermizo.
Estaba enamorada de mis Converse, en una nube de la que bajé de golpe y porrazo
casi descalabrándome por el camino. ¿Qué sucedió? La choni más choni de las
chonis que conozco, y después la segunda y más tarde la tercera (de una larga
lista que vino después, al fin y al cabo soy profe y me enfrento a hordas de
chonis a diario) dijo, a voz en grito al más puro estilo omaíta: “¡Me gustan
tus zapatillas!”
Ahí me di cuenta
de que a mí me parecerían rockeras y lo que tú quieras, pero para ellas eran
chonísimas (mix de chonis y monísimas). Pero no importa, ahora tengo a mis
chonis locas con las zapatillas, me he convertido en alguien muy guay (me da la
risa sólo de pensar que uno puede ser guay, o no, dependiendo de los zapatos
que lleve puestos) y para mí estas zapatillas siempre serán especiales, siempre
serán las más rockeras y las chonis que piensen lo que quieran.
My Converse Rock!
Si te ha gustado comenta, comparte y sígueme!
Si te ha gustado comenta, comparte y sígueme!
No hay comentarios:
Publicar un comentario