La zona en la que se concentran, digamos... el 70% de mis molestias son los pies, de ahí que sea yo también bastante delicadita a la hora de elegir el calzado. Normalmente cuando me duelen es porque sufro de fascitis plantar, pero desde hace un par de semanas también notaba molestias en un dedo y no precisamente en el pie de la fascitis... ejemm. Pensé en que debía ser la vejez ya, cosas de la edad, una mala pisada, y que duraría un día o a lo sumo dos. Pero llegó para quedarse amigos, llegó y no se iba la puñetera molestia. De hecho iba a más. Pasaban los días y me dolía al andar, al darme la vuelta en la cama o sin necesidad de apoyar el pié. Tenía toda la pinta de ser una inflamación articular por el tipo de molestia y fue ahí cuando se me encendió una bombillita, ¡SÍ!
Mi madre había tenido molestias similares es el pulgar de la mano, una inflamación articular bastante molesta y a cuento de nada (mi madre es otra mujer con mala salud de hierro, de tal palo... ya se sabe), y como madre sabia que es pasó de pastillas y fue al saber popular. Señores, mi madre se curó el dedo a base de ajo y agua.
Literalmente, ajo y agua.
Todas las mañanas, con el desayuno, partía un diente de ajo en cuatro partes y se las tomaba con agua como si fueran pastillas. Podría haber untado el ajo en la tostada con aceite que bien bueno que está, pero si no quieres andar apestando a elixir anti-vampiros ya desde bien temprano casi es mejor lo de tomártelo con agüita.
Yo empecé ayer en el desayuno y hoy ya estoy mucho mejor, no voy a decir que ha sido milagroso pero casi casi. El ajo es un anti-inflamatorio natural y muchos desconocen este hecho. Yo desde luego antes de tomar ni una pastilla más para estos menesteres pienso echar mano del ajo, mucho más sano y a la vista está que eficaz.
¿Conocíais esta faceta oculta del ajo?
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